LA VENTANA MAGENTA

Con la ventana magenta asumí el gran reto de saltar del círculo de confort que representaban los relatos cortos. Lo cierto, es que tan solo pretendía comprobar si era capaz de adentrarme en el laborioso y apasionante mundo de las novelas, y terminarla ha sido sin duda una de las mayores satisfacciones de mi vida. Cuando uno comienza un reto tan importante, es habitual que aparezcan los temores al fracaso, a no llegar nunca a terminar lo que empezaste, a que nadie reconozca por lo menos el esfuerzo empleado... y lo que te hace seguir, es la emoción de poder ver plastamdo sobre un papel, todas esas ideas que no cesan en dar vueltas en tu cabeza. Y en este punto, les tengo que ser sincero, esta novela fué escrita para mí, para paliar mi ego, demostrarme tan solo que era capaz de hacerlo.
Si además ha servido para que una sola persona halla podido evadirse de sus problemas durante su lectura, bienvenida sea. Tomenlo como un pequeño regalo a esta humanidad, una herecia que perdurará mucho más allá de mi recuerdo. Tan solo confío en que las próximas generaciones no caigan en una idiocracia tal, que les impida disfrutar en un futuro de las grandes y pequeñas obras literarias que el ser humano es capaz de imaginar.